la agricultura y ganadería industrial y su responsabilidad en la crisis climática


Las corporaciones de la alimentación industrial se presentan a ellas mismas como parte de la solución al cambio climático. Estas empresas destinan gran cantidad de recursos a promocionar la idea de que la agricultura industrial corporativa es compatible con la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). Sin embargo, la alimentación industrial es uno de los principales generadores de estos gases



Según un estudio de GRAIN, a nivel mundial la agricultura industrial es responsable de entre un 15% y un 18% de las emisiones de GEI y entre el 44% y el 57% de todas las emisiones provienen del sistema alimentario global.

Los datos estatales que se presentan a continuación pretenden mostrar que las empresas del agronegocio son parte del problema, no la solución; y que determinados modelos productivos como la agricultura y la ganadería industriales —esta última generadora de gran cantidad de purines altamente emisores de gases de efecto invernadero y ambas altamente intensivas en el uso de fertilizantes de síntesis y de piensos— son incompatibles con la reducción de la emisión de los gases causantes del cambio climático.De hecho, si se analiza el ranking de emisiones de CO2 por países se puede comprobar que solamente el sector agrario (piensos, fertilizantes y ganadería) contaminan más que 18 países de África juntos.

El sector de los piensos en el Estado contamina tanto como toda Venezuela

Teniendo en cuenta los datos de la FAO sobre la emisión de GEI del ciclo de vida de los piensos y los datos de producción de pienso para ganadería en el Estado español, el sector emite casi100 millones, el equivalente a la suma de Dinamarca y Suecia o una cantidad similar a la de Venezuela. Si el sector de los piensos para el engorde animal se tratara de un país ocuparía el puesto número 34 en el ranking de los países más contaminantes del mundo.

Por empresas, Grupo Nanta —perteneciente a Nutreco, uno de los líderes mundiales en alimentación animal— emite más de 10 millones de toneladas de CO2, cantidad equivalente a las emisiones de Bolivia. Aunque Piensos Nanta no es a priori una empresa conocida por el consumidor final, sus piensos alimentan a uno de cada tres pollos que se venden en el Estado español a través de otra filial de Nutreco (Grupo Sada).

Fertiberia emite más CO2 que Angola, Zambia y Namibia juntos

Otras empresas a destacar serían Vall Companys, que produce 4,32 millones de cerdos y 65 millones de pollos y genera más de 5,3 millones de toneladas de CO2, o Núter, copropiedad del Grupo Leche Pascual, con 3,7 millones de toneladas de CO2.

Otro gran sector emisor de GEI es la industria de fertilizantes nitrogenados de síntesis. Teniendo en cuenta todo su ciclo y la producción total, este sector emite más de 20 millones de toneladas de CO2 y la principal empresa, Fertiberia, 15 millones. El equivalente a las emisiones de Angola, Zambia y Namibia juntos. Además, cabe destacar que la actual ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, ocupó un alto cargo en Fertiberia justo antes de entrar a encabezar el Ministerio. Un ilustrativo caso de puerta giratoria y de la influencia del lobby.



La ganadería intensiva también amenaza el medio ambiente

La ganadería industrial también es altamente generadora de GEI, a través del uso de piensos, fermentación entérica y la emisión asociada al manejo y almacén de purines.

En concreto, en el Estado español se le pueden asignar más de 41,7 millones de toneladas de CO2, de los cuales el sector cárnico representa el 73% (algo más de 30 millones) y el lácteo, el 8,75% (3,5 millones).

De entre las empresas cárnicas destaca Campofrío, líder del sector cárnico, que emite una cantidad de gases equivalente a las emisiones de Uruguay y Paraguay juntos con 8 millones de toneladas de CO2. De facto, el 41% del sector está controlado por Campofrío y por la multinacional El Pozo, responsable de 4,2 millones de emisiones.

Respecto a las empresas lácteas, Lactalis (líder del mercado) supera el millón de toneladas de emisiones de CO2 y Danone llega a más de 700.000 toneladas, el equivalente a las emisiones de la R.D del Congo.


Después del acuerdo de la Cumbre de París, las puertas para que el agronegocio siga haciéndose de oro están más abiertas que nunca. No importan ni la contaminación ni los derechos laborales ni la salud ni el planeta. La COP21 se ha convertido en un simple circo mediático. Es imposible que haya un acuerdo para reducir la crisis climática sin el compromiso real de un cambio en el sistema agroalimentario. Por desgracia, a día de hoy esto es impensable y, por lo tanto, se ha perdido una oportunidad para atajar el problema climático si no se apuesta por una agricultura campesina, agroecológica y de proximidad que sí puede contribuir a enfriar el planeta.





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