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depuradoras de aguas residuales utilizando plantas




Limpiar el agua mediante plantas. Dejar que las bacterias que crecen en sus raíces y en sus tallos acaben con la carga contaminante de nuestras aguas residuales. Y, además, hacerlo con mucho menos dinero y con menos consumo de energía. La prueba de que es posible es la depuradora, la fitodepuradora para ser correctos, de Valdeprado de Liébana. Lleva 14 meses funcionando y su primeros datos han arrojado resultados tan buenos que eGobierno de Cantabria ya ha anunciado la segunda, en Campoo de Suso, y proyecta otras tantas para Campoo de Yuso, Pesaguero, Valderredible y Alfoz de Lloredo.

Lamizal es un proyecto de I+D+i de la Consejería de Medio Ambiente con la Asociación RÍA para buscar soluciones de depuración para municipios de menos de 2.000 habitantes donde el coste de construcción y mantenimiento de una depuradora convencional es una carga muy gravosa. Tanto que algo más del 50% de estos municipios, en toda España, carece de ellas.

En Valdeprado hay 70 habitantes. Esta depuradora costó 50.000 euros, frente a los 150.000 de una convencional, y su coste de mantenimiento es de unos 262 euros al año frente a los 2.730 de las otras. Su consumo energético es cero, no utiliza productos químicos, apenas produce lodos o residuos, sirve como sumidero de CO2 y se integra en el paisaje, ha resaltado hoy la vicepresidenta y responsable de Medio Ambiente del Gobierno, Eva Díaz Tezanos, que ha reconocido que el proyecto desarrolado con RIA «ha superado las expectativas inicialmente puestas en él».

La Asociación RÍA es la responsable de esta tecnología que utiliza plantas autóctonas de Cantabria. En esta ocasión ha utilizado la carex paniculata y ha abierto otra línea de investigación con el juncus effusus, que funciona mejor con condiciones extremas de contaminación, como los residuos ganaderos.

Diego Cicero, presidente de la Asociación, ha explicado que estos primeros 14 meses de funcionamiento de la depuradora de Valdeprado han demostrado un rendimiento depurador por encima de los mínimos exigidos para poblaciones de 250 habitantes y alcanzando parámetros de poblaciones de 2.000. Y la situación tienen visos de mejorar porque la planta «aún no está completamente desarrollada». En estos 14 meses, indicó, los sólidos totales en suspensión alcanzaron un cien por cien de depuración, y la vigilancia junto al CIMA del arroyo Soares al que vierte ha demostrado que el impacto ha sido nulo y el agua depurada que llegaba hasta él ha contribuido a mantener su caudal ecológico.

Cómo funciona

Cicero explica que las aguas residuales llegan a la depuradora y primero son 'coladas' para eliminar residuos sólidos, después se eliminan los sedimentos y finalmente las grasas y aceites. Es entonces cuando llega hasta las balsas donde la carex paniculata hace su trabajo porque sus raíces y tallos dan soporte a bacterias y microorganismos que degradan la materia orgánica y contaminante: los fosfatos, nitratos o coliformes...

RIA no solo está desarrollando esta técnica sino que ha patentado dos sistemas para hacerla más efectiva. El primero de ellos permite cuidar con más facilidad las plantas que se encargan de limpiar el agua, y el otro facilita el mantenimiento de la fase de pretratamiento hasta ahora más complicada. Cicero resalta que con estos sistemas cualquier técnico municipal puede encargarse del mantenimiento del sistema, lo que reduce muchos sus costes.

Sobre si el sistema es exportable o no a municipios de más de 2.000 habitantes, Cicero señala que solo hay que dimensionarlo y que el único aspecto en el que le costaría competir con las tradicionales es el de la superficie que necesita: un metro cuadrado por habitante. «La fitodepuración se usa en la industria, en la minería, para tratar las aguas residuales del fracking...», explica el responsable de de RIA para destacar el alcance y posibilidades del sistema. El hecho de utilizar una planta autóctona de Cantabria no solo evita el riesgo de cualquier especie invasora sino que la carex paniculata es propia de toda Euroasia, con lo que el sistema es fácilmente exportable.

Los investigadores de RÍA llevarán este proyecto al Congreso YWP 2017: 'Fortaleciendo el futuro del sector del Agua' que se celebra en Bilbao.

Inversión pública

La Consejería de Medio Ambiente ha explicado hoy que durante el pasado ejercicio se invirtieron 50.000 euros en diseñar este tipo de instalaciones en negocios de hostelería emplazados en zonas de montaña y litoral y que este año se han destinado 55.000 para impulsar la fitodepuración en nucleos de población de hasta 200 habitantes. La previsión es que durante 2018 se destine esta misma cantidad para seguir extendiendo el proyecto.




bomba de butano que se alimente con desechos organicos



En un mundo ideal, habría plantas procesadoras que aprovecharían los desechos orgánicos para producir biogás en todas partes. Sin embargo, la realidad es que llevar a cabo algo así supone muchísima inversión. Tal vez, entonces, la solución sea llevar una pequeña planta de biogás a cada casa (del mismo modo que la verdadera revolución en las renovables se producirá cuando cada hogar pueda producir su electricidad con energías limpias).

Adam Weaver es un diseñador que ha pensado que es una buena idea llevar un aparato capaz de convertir los desechos orgánicos en biogás a los hogares de los países pobres. De este modo, se obtendría un biocombustible barato, se reutilizarían los residuos y se conseguiría la autosuficiencia energética, al menos, para cocinar y conseguir agua caliente. 

El Re:fuse (así se llama el prototipo creado por Weaver) es una unidad de digestión anaeróbica que genera biogás a partir de la descomposición de los desechos biológicos. Ese gas recuperado se utiliza, después, para cocinar. Una especie de bombona de butano que se recarga con los desechos de los alimentos y otros residuos.


La unidad está totalmente cerrada. La descomposición crea gases. El resultado del proceso es metano y, además, un fertilizante que se puede usar en la agricultura. Este combustible es adecuado para cocinar o calentar agua, según sea necesario. En la mayoría de los países en desarrollo, lo que se hace es cortar árboles pequeños y arbustos para hacer un fuego en el que cocinar, lo que produce deforestación y, pero aún, contribuye a la mala calidad del aire.

El Re: fusible permitiría producir su propia cocina de gas y fertilizantes para el cultivo. Habitualmente, los residuos de alimentos se desechan en la basura. Pero cada vez es más necesario reutilizarlos. No sólo porque tienen un valor en sí mismo, como fertilizantes o fuentes de energía, sino también porque se contribuye a un aire limpio y conservar los bosques.



nueva innovación sobre los plásticos vegetales: ajo



El plástico (elaborado con petróleo) ha servido durante años para conservar alimentos, entre otras funciones. Ha sido muy útil. Y, aunque ahora sabemos que hay que dejar de usar este tipo de plástico porque tarda décadas o, incluso, siglos, en biodegradarse, hay que reconocerle ese mérito. Pero, además, ya no hay necesidad de usarlo porque existen sustitutos en el mercado.

Una empresa granadina llamada Domca ha logrado obtener aditivos de origen vegetal que se incorporarán a unenvase de plástico biodegradable destinado a conservar frutas y verduras frescas listas para el consumo. La investigación se enmarca dentro del proyecto europeo PLA4food y desarrolla un envase activo y biodegradable para productos alimentarios recién cortados elaborado con un termoplástico al que se añaden moléculas de origen natural microencapsuladas.

Las pruebas que se han llevado a cabo han demostrado que los aditivos mejoran las propiedades del producto porque aumentan el tiempo de conservación y la seguridad frente a posibles microorganismos alterantes y patógenos. Además, evitan el proceso de oxidación de las frutas y verduras.

La empresa Domca proporciona los aditivos procedentes del ajo que se incorporan al envase. Estos principios activos se obtienen a partir de un proceso de extracción orgánica a partir de pasta de ajo. Con esta materia prima, se obtienen moléculas que combaten los microorganismos existentes en las frutas y verduras envasadas.

Hasta el momento, el principal inconveniente de estas moléculas era su olor: olían, claro, a ajo. Sin embargo, se ha logrado una microencapsulación, es decir, que los aditivos se incorporan en pequeñas cápsulas que se insertan en los poros de la capa del plástico en contacto con los vegetales. Las cápsulas del plástico comienzan a actuar progresivamente desde el mismo momento del envasado. De esta forma, tenemos un mayor control sobre el proceso de conservación, ya que la liberación se sostiene en el tiempo. Esto aumenta la vida útil del producto y, por tanto, su valor económico, señalan los responsables del proyecto.





Biosolutions, bolsas de bioplástico con agave



Bolsas de plástico y otros envases, como botellas de champú o gel, pueden fabricarse con el bioplástico generado a partir de la fibra de agave que desarrolla la empresa Biosolutions, creada por la EXATEC, Ana Elena Laborde. Los estudios que está realizando Ana Laborde se centran en el proyecto Biosolutions, ganador del primer lugar en una competición de la Universidad de Texas en la que participaron siete equipos con tecnologías innovadoras.

Biosolutions es un proyecto que desarrolla un bioplástico a partir de las fibras de agave, materia prima renovable y subproducto del sector agrícola. Las fibras se obtienen de los desechos del agave, que no sólo son una materia que no se aprovecha para ningún fin, sino que resulta un problema para los productores de tequila.

Este material, gracias a un proceso químico, puede ser transformado para convertirse en un compuesto biodegradable de bioplástico, mezclado con polímeros convencionales. Con este material obtenido se puede fabricar casi cualquier producto de plástico convencional, con la ventaja de que en su elaboración se usa sólo el 50% de derivados de petróleo. El resto son fibras naturales.

El premio mencionado ha sido esencial para que la empresa Biosolutions pueda competir en un mercado mundial y muy competitivo. La Universidad de Texas organiza esta competición mundial de planes de negocio, una excelente oportunidad para presentar ideas a inversores internacionales, que pueden aportar capital o, incluso, comprar la tecnología.

La empresa, además, ha sido seleccionada para recibir fondos de capital del programa Fondo de Innovación Tecnológica desarrollado por la Secretaría de Economía de México y por el Conacyt, y del Fondo Nuevo León a la Innovación (Fonlin).

Gracias a esta financiación, se comenzó a construir una planta piloto que se terminará de instalar próximamente y, de esta manera, empezar a producir el producto y sacarlo del laboratorio al mercado. Con ello, se obtendrán beneficios económicos, pues se generarán empleos, y sociales, al presentar una solución al problema del uso indiscriminado de derivados del petróleo.

El plástico es híbrido: a una resina plástica convencional se le agrega el compuesto extraído de la fibra de agave, explica Ana Laborde.






energía, hormigón y fertilizantes a partir de biomasa forestal



La Universidad de Salamanca está desarrollando un proyecto triplemente ecológico. El objetivo es aprovechar la biomasa forestal para producir energía, fabricar hormigón y, por último, usarla como fertilizante del suelo. Todo ello,en una única planta que permita el aprovechamiento integral de toda la biomasa de origen forestal.

Los residuos se transforman en energía térmica o eléctrica. Es el uso más habitual para aprovechar la biomasa. Pero también se usa, en forma de ceniza, como fertilizante para la agricultura. Por último, se puede aprovechar como material de construcción para proporcionar mejores cualidades a los hormigones. En definitiva, no habría, después de aprovechar todo, residuos forestales y no habría, por tanto, necesidad de mandar nada a los vertederos, con el consiguiente ahorro en costes que supondría.

La profesora de la Facultad de Ciencias Químicas María del Carmen Márquez señala que el proceso para reducir los residuos a la mínima expresión arranca de la manera similar a los actuales hornos de uso doméstico: la parte orgánica se procesa mediante un proceso de pirólisis, gasificación y combustión, mientras que de la parte inorgánica se pueden aprovechar las cenizas que se generan en el proceso de combustión para la fabricación de fertilizantes o de hormigones y cementos de construcción. La investigadora ha añadido que, para esta última aplicación, las cenizas permiten añadir una serie de ventajas en cuanto a propiedades de resistencia mecánica ymayor vida útil del material.

En el terreno de la agricultura, la ceniza actúa como fertilizante natural en los suelos. Además, al provenir de residuos forestales se cierra el ciclo, porque vuelve a aportar al suelo parte de los minerales que se han extraído. Un proceso de la cuna a la cuna.

El proyecto, no sólo es viable económicamente, sino que, probablemente, se convertirá en imprescindible si se siguen las directrices marcadas por la Unión Europea en política energética. Por un lado, se aprovecha un recurso como la biomasa al máximo. Por otro, se debe reducir la cantidad de residuos biodegradables que acaban en el vertedero.

La localización final de la planta se desconoce por el momento. Se busca un lugar en el que no se le esté dando uso a la materia prima (biomasa procedente de desbroces o cortafuegos) y donde el transporte hacia la futura instalación resulte barato. La planta tendrá unas cinco hectáreas.





científicos españoles crean bolsas de plástico con la piel del tomate



Científicos del Instituto de Ciencias Materiales de Sevilla con la colaboración de la Universidad de Málaga han logrado crear un plástico totalmente biodegradable a partir de la piel del tomate, logrando una opción más ecológica que la que se obtiene a partir del derivado del petróleo, informa la Agencia de Noticias Audiovisuales de Andalucía "Historias de Luz".

El producto es creado horneando un componente de la piel del tomate, utilizando desechos del tomate y sin involucrar otros alimentos, señala el estudio. Por ello, éste podría ser un sustituto económico frente a las bolsas fabricadas con maíz y patata que se encuentran hoy en algunos supermercados, señalan.

“Toda la industria del tomate genera residuos que pueden usarse para la generación de los productos que necesitamos para hacer el plástico. Se degrada un 70% en 90 días, frente al poliestileno de la cáscara de los huevos que puede tardar alrededor de 500 años”, explica Inmaculada de Vargas, investigadora del proyecto.

No utiliza elementos tóxicos

Al contrario de los plásticos tradicionales, este derivado del tomate no lleva productos químicos contaminantes o metales pesados durante su proceso, explica José Jesús Benítez, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Dado que carece de elementos tóxicos, es probable que sea unmaterial con mayor valor en el mercado, el cual en dos años estará a la venta al público, informa el Instituto de Ciencias Materiales de Sevilla.

Las bolsas de plástico convencionales tardan más de 150 años en degradarse, y en España se usan anualmente 16.500 millones de bolsas de plástico, reciclando solo el 10%. Solo la fabricación y la eliminación de bolsas de plástico implica una expulsión de 440.000 toneladas de gases de efecto invernadero, según el reporte de Ecología Verde.

Actualmente, se investiga la posibilidad de alargar o acortar la vida de este nuevo plástico generado a partir del tomate, a efectos de que su duración vaya, además, de la mano de la duración del producto que encierra. 

Artículo original de lagranepoca.com