Los extractos siempre tienen lo mejor de la planta, ya que son un concentrado de todas sus propiedades medicinales.
Lo primero que debemos hacer es seleccionar la planta que vamos a usar y tener la certeza de que es la que estamos buscando, sin duda alguna; porque debemos evitar efectos secundarios graves y envenenamientos.
Existen muchas plantas medicinales que tienen una planta gemela pero venenosa, muy parecida en aspecto, por lo que debemos conocerlas muy bien y tener mucho cuidado para no ocasionar problemas mayores.
Evitemos recogerla de lugares contaminados y tampoco buscarla en lugares demasiado frecuentados (que al transitar sean pisados por los zapatos del ser humano) ya que ingeriríamos algo nocivo para nuestro cuerpo; y hacerlo a la salida o puesta del sol. Usaremos una pala para sacar la planta de raíz.
Pondremos la planta en un recipiente y la lavaremos muy bien. Cortaremos la planta en trozos y la lavaremos nuevamente.
Para el extracto podemos usar alcohol o aceite, siendo éste último el mejor para tratar problemas externos.
Ponemos la planta en una vasija limpia y con tapa hasta que quede llena, pero sin presionar la planta, y añadiremos alcohol hasta la mitad, vodka es una buena alternativa, o el aceite de oliva 100% puro. Llenamos el resto con agua.
Tapamos, agitamos suavemente y ponemos la fecha.
Dejaremos reposar durante tres semanas, agitando un poco todos los días y cuando esté listo lo filtramos.
¿Cómo lo usamos?
En adultos media a una cucharadita 3 veces al día.
En niños un cuarto o un tercio de cucharadita es más que suficiente.
En niños, embarazadas y demás personas que no puedan consumir alcohol, puede mezclar el extracto de hierbas a un té u otra bebida caliente, que hace que el alcohol se evapore.
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