[...] Es evidente la necesidad de reducir el volumen de agua dedicada al regadío, sin embargo, políticamente es imposible plantear algo así dentro del sistema actual, y ello nos aboca a un colapso hídrico a medio plazo ¿O no? ¿Qué opciones estamos dispuestos a dar a las personas que tengan que renunciar al riego? Las compensaciones exigen un sistema fiscal sano, y precisamente estamos en un entorno de erosión de las bases fiscales que reduce la capacidad de acción política por parte del estado, central y regional.
Sin embargo, no deberíamos olvidar la importancia del agua verde, la idea sería minimizar la evaporación, maximizando el agua disponible para las plantas, transpiración, sin disminuir la escorrentía que queda disponible para el regadío. Una buena noticia es que lo que tenemos que hacer para para lograr esto es lo mismo que hay que hacer para aumentar el secuestro de carbono en la biomasa o en los suelos: reforestar, agricultura sin laboreo, o con laboreo mínimo (que aumenta el contenido de carbono en los suelos), plantar setos y árboles en los límites de las explotaciones agrícolas, agrosilvicultura, utilizar la técnica conocida como acolchado, incrementar la densidad de plantas, plantación temprana o realizar intercultivos, en lugar de monocultivo. Podéis encontrar un buen número de artículos científicos justificando esto en el siguiente documento: Green Water: definitions and data for assessment
En mi opinión, y dado el ritmo que llevamos de cambio climático acelerado, habrá que pensar no sólo en reducir el regadío, sino en introducir cultivos de secano más resistentes a la sequía y las altas temperaturas, como el mijo. Ello requiere que se pongan en marcha políticas al respecto, para acostumbrar a la población a estos nuevos alimentos (los cocineros tienen un papel esencial en ello), y para incentivar el conocimiento de estos nuevos cultivos en los agricultores. De ello depende, y no quiero ser alarmista, la comida de nuestros hijos, y a poco que no seáis demasiado mayores, la nuestra.
Fragmento de Jugando al límite. 2 – La fuente de la vida
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